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jueves, 4 de agosto de 2011

Extractos del diario de un gato



Día 983 de mi cautiverio. Mis captores continúan provocándome con extraños objetos colgantes.
Cenan carne fresca profusamente, mientras que a los otros presos y a mí nos alimentan con un sofrito de carne o algún tipo de nuggets secos. Pese a que muestro mi desdén con claridad, igualmente he de comer algo para mantenerme fuerte.
Lo único que me mantiene en marcha es mi sueño de escaparme. En un intento de darles asco, he vuelto a vomitar en la alfombra.
Hoy he decapitado a un ratón, y he dejado su cuerpo sin cabeza a sus pies. Esperaba que les provocase miedo en sus corazones, puesto que les he mostrado de lo que soy capaz. Sin embargo, simplemente han hecho comentarios condescendientes de lo “buen cazadorcito” que soy. Cabrones.
Esta noche han tenido alguna clase de reunión con sus cómplices. Me han confinado solitariamente durante el encuentro. Aun así, he podido oír el ruido y el olor de comida. He escuchado por casualidad que mi confinamiento era por el poder de las “alergias”. He de averiguar qué significa, y cómo usarlo en mi favor.
Hoy casi tengo éxito en el intento de asesinato de uno de mis torturadores, cuando he zigzagueado entre sus pies mientras caminaba. Tengo que volver a probarlo, pero esta vez en lo alto de las escaleras.
Estoy seguro de que los otros prisioneros son esbirros y chivatos. El perro tiene privilegios especiales. Le liberan regularmente y parece más que deseoso por volver. Evidentemente es retrasado.
El pájaro debe ser un informador. Le observo comunicarse con los guardias con frecuencia. Doy por seguro que informa de cada movimiento que doy. Mis secuestradores le han organizado una protección en una celda elevada, así que está fuera de mi alcance. Por el momento…


1 comentario:

Susana Castro Conti dijo...

jaja ♥
Te quiero hijita!

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